Este es el tercero y último artículo de una serie dedicada a
embragues limitadores de par. El
primero trata sobre los conceptos básicos: su razón de ser, criterios de
selección, nivel adecuado de protección y el lugar de la transmisión en que
conviene colocarlos. El
segundo trata sobre los limitadores de par a base de fricción, que siguen
transmitiendo un par mientras permiten que haya deslizamiento entre el lado
motriz y el conducido. Este tercer artículo trata sobre limitadores de par que
desembragan desacoplando el motor del resto de la máquina.
Los mecanismos más usados en este tipo de limitadores de par
son trinquetes, levas con rodillo y bolas en muescas. En todos ellos, el
desembragado ocurre cuando el par vence la fuerza que mantiene al mecanismo en
su lugar.
Para transmitir movimiento, el rodillo se atora en una ranura de la leva. Cuando el par vence la fuerza del resorte, el rodillo sale de la ranura y rueda sobre la leva, desacoplando la transmisión. El mecanismo vuelve a embragar cunado el rodillo entra otra vez a la ranura después de un giro completo.
Fotografía de Autogard (empresa del grupo Rexnord)
Una vez que el trinquete, el rodillo o las bolas salen de su lugar, la transmisión queda desacoplada hasta que el lado motriz y el conducido vuelven a alinearse para quedar en posición de transmisión, ofreciendo dos opciones básicas:
A.- Embragado automático. El trinquete, el rodillo o las bolas
permanecen en contacto con los discos, tambores, o levas de transmisión y vuelven a
acomodarse para transmitir movimiento en cuanto quedan alineados nuevamente. El
embragado debe hacerse a velocidad baja para permitir que el mecanismo pueda
acomodarse en su posición de transmisión, de lo contrario, la inercia lo haga salir de
nuevo sin que haya embragado. Esta condición también pone limite a la velocidad
de operación porque el mecanismo estará entrando y saliendo de su posición de
transmisión mientras el motor no se haya detenido totalmente, y entre más
rápido vaya, mas tardará en detenerse, provocando desgaste prematuro en el mecanismo de transmisión; y,
B.- Desembragado que
requiere de una acción deliberada para volver a embragar. Esta opción permite
mayores velocidades porque el mecanismo de transmisión no trata de acomodarse cada vez que se vuelve a alinear, y también brinda mayor seguridad
porque la máquina solamente podrá volver a arrancar si se le da la instrucción de hacerlo.
El par generalmente se controla mediante resortes pero también hay la opción de emplear sistemas neumáticos que permiten ajustarlo sobre la marcha, pudiendo así adaptarse a las necesidades de algún proceso productivo en particular.
Fotografía de Autogard (empresa del grupo Rexnord)
Para cualquiera de estos mecanismos se tiene la opción de que el embragado se dé en una sola
posición (giro completo de 360°), permitiendo mantener diferentes partes de la máquina en la misma fase, o en varias posiciones posibles con desplazamiento
menor a 360°.
Debido a que hay muchas variaciones en el diseño y la construcción
para cada uno de estos mecanismos, es prácticamente imposible hacer
generalizaciones para comparar unos con otros. La selección depende del trabajo
a desempeñar y de factores económicos. Los criterios técnicos a considerar son:
- El par al que será calibrado;
- Los requerimientos de la aplicación (velocidad, confiabilidad, frecuencia, etc.);
- Los diámetros de los ejes sobre los que será montado;
- El elemento de transmisión al que será acoplado (polea, rueda dentadas, acoplamiento, eje cardán, etc.); y,
- El medio ambiente en el que estará operando
Estos embragues transmiten el movimiento del motor a la
máquina en su totalidad o los desacoplan completamente, y por lo tanto, a
diferencia de los limitadores de par a base de fricción, no generan calor
durante el tiempo en que hay deslizamiento entre sus partes internas.
Por seguridad, conviene tener interruptores o sensores que permitan
cortar automáticamente el suministro de energía a la máquina en cuanto el
limitador de par haya desembragado.
OTROS MECANISMOS
OTROS MECANISMOS
Aunque estrictamente hablando no sean embragues, las ruedas
dentadas y los acoplamientos adaptados para incorporar pernos de corte
representan una protección basada en poner límite al par que se puede
transmitir, y por ende, pueden considerarse como mecanismos limitadores de par.
Estos dispositivos emplean un perno que se rompe al ser sometido a una
determinada fuerza en corte y que al estar colocado a un radio de giro
específico, representa un par de ruptura en el que la transmisión quedará
totalmente desacoplada. Este sistema tiene algunos inconvenientes: el primero
es que es necesario tener en el almacén pernos calibrados; además, toma tiempo
reemplazar un perno roto para volver a arrancar la máquina; y, si el perno está
expuesto a esfuerzos superiores a su límite de fatiga, puede romperse sin haber
alcanzado el par de protección. Cuando esto sucede es común que el personal de
Producción o de Mantenimiento llegue a la conclusión de que la calibración es
demasiado baja, y decida usar un perno más robusto, eliminando la protección
que ofrecía el perno original. Lo mismo puede suceder cuando no se tiene
disponible un perno calibrado y hay presión para volver a arrancar la máquina a
la brevedad posible.
Otro mecanismo que tampoco es un embrague pero tiene la
finalidad de proteger al equipo contra un frenado abrupto de la máquina es el
brazo de reacción que se colapsa o se extiende ante una fuerza superior al
nivel de protección establecido. Este mecanismo puede emplearse en
motor-reductores montados directamente sobre el eje de la máquina. La principal
limitación es que la transmisión no se desacopla, de manera que los componentes
de la máquina y la transmisión tienen que absorber la torsión que provoca el
motor-reductor una vez que el brazo de reacción se ha colapsado o extendido.
Un sistema más son los bujes que se expanden mediante aceite
a presión, bloqueando el contacto entre un eje y un elemento de transmisión, como una polea,
rueda dentada, acoplamiento o eje cardán. El
buje tiene un dispositivo que corta el tapón en cuanto hay deslizamiento
entre el eje y el elemento de transmisión, y permite la salida de aceite. Al
eliminarse la presión en el interior del buje, este se contrae y permite que el
eje y el elemento de transmisión deslicen con un mínimo de fricción.
El próximo artículo tratará sobre acoplamientos hidráulicos.