lunes, 20 de febrero de 2023

PRODUCTIVIDAD EN EL MANTENIMIENTO

 

Por Eduardo Niño de Rivera

 INTRODUCCIÓN

Básicamente, hay dos formas de medir la productividad del mantenimiento, el porcentaje del tiempo que los técnicos dedican a las máquinas y el porcentaje del tiempo que las máquinas están disponibles para producción. La medición de estas variables permite comparar la efectividad del mantenimiento de cualquier planta contra los estándares internacionales, y también permite evaluar el progreso de los proyectos que buscan incrementar esta productividad de una planta. Las prácticas de mantenimiento han evolucionado gracias a numerosos estudios basados en estas variables, y a pesar del conocimiento acumulado desde la década de 1940, hay un consenso generalizado entre los expertos y practicantes del mantenimiento, de que la gran mayoría de las plantas, en cualquier parte del mundo y en cualquier industria, están lejos de una productividad efectiva. Este artículo trata sobre las mediciones, los niveles a los que se puede aspirar y las formas de incrementar la productividad de las plantas.

 

¿EN QUÉ SE VA EL TIEMPO?

En un estudio sobre la productividad de sus plantas, que data de la década de 1980, Dupont encontró que en el 5% de las plantas con mayor productividad, los técnicos de mantenimiento dedicaban entre el 55 y el 60% de su tiempo a trabajar directamente en las máquinas, en contraste, las plantas menos productivas estaban entre el 20 y el 30%. Numerosos estudios posteriores han concluido que esta distribución se sigue dando en diferentes industrias alrededor del mundo. A pesar de los avances que ha habido en la sistematización del mantenimiento desde los primeros estudios, seguimos encontrando baja productividad en la mayoría de las plantas de empresas grandes y pequeñas, y no se debe a falta de disciplina o motivación del personal, sino a deficiencias sistemáticas en la administración del mantenimiento.

 

Además de trabajar directamente en las máquinas, los técnicos de mantenimiento tienen que dedicar tiempo a diferentes actividades como [1]:

·         Recibir instrucciones

·         Parar y bloquear la maquinaria

·         Traslado de y al sitio de la máquina

·         Conseguir partes

·         Conseguir herramientas

·         Demoras por mala coordinación

·         Descansos autorizados

·         Tiempo muerto en el sitio

·         Inicio de labores retrasado y fin adelantado

·         Limpieza

·         Papeleo

·         Tiempo personal excesivo

 

La mayoría de estas actividades son inevitables, pero es posible reducir el tiempo dedicado a ellas mediante una buena planeación, que contemple la preparación (planning) y la programación (scheduling) del trabajo. Aunque la mayoría de las plantas tienen personal dedicado a la planeación del mantenimiento, por lo general se le da importancia secundaria y se le asigna a personal poco calificado.

 

Sin una medición y comparación con los estándares internacionales, es fácil pensar que el tiempo que estamos dedicando a las actividades periféricas es “normal”. Pero la realidad es que los costos derivados de una mala planeación son muy elevados, no sólo por el tiempo que pierden los técnicos de mantenimiento, sino por el alto costo del tiempo improductivo de las máquinas.

 

Para dar un ejemplo, se contrata a un técnico externo para dar mantenimiento a una máquina. Siendo profesional, el técnico manda una lista de requerimientos en partes, herramientas y respaldo de personal de la planta que requiere, así como una descripción detallada del trabajo que va a realizar y el tiempo estimado para realizarlo. Quien recibe la lista la echa un vistazo y prepara una solicitud con lo que le hace falta, mete la lista y la solicitud a un archivo, y sale corriendo a resolver un problema en la línea de producción. Cuando el técnico externo llega a la planta, tiene que esperar a que una persona que está atendiendo un problema en la línea de producción autorice su entrada, y después, tiene que esperar para iniciar el protocolo de seguridad. Una vez que el técnico ha pasado por los protocolos y puede acceder a la planta, se reúne con el responsable del proyecto para discutir las necesidades y procedimientos, que éste último solamente había leído de pasadita antes de la llegada del técnico. Finalmente llegan a un acuerdo y preparan la documentación y autorizaciones necesarias para poner la máquina a disposición del técnico.

 

Sólo entonces se enteran de que no pueden parar la línea hasta que termine la producción en curso. Por suerte, pueden emplear este tiempo en conseguir algunas herramientas solicitadas originalmente, que nadie verificó que estuvieran disponibles para realizar el trabajo. Una vez que la línea se ha detenido, hay que esperar a que se enfríe, y luego, a que el personal de la planta, que está atendiendo un problema en otra línea, se desocupe para hacer la limpieza exterior requerida para darle servicio a la máquina.

 

Una vez que comienza el trabajo en la máquina, tenemos a 10 personas trabajando donde sólo se necesitan 4, lo que significa que 6 de ellas, más que ayudar, estorban. Al terminar el trabajo no pueden hacer las pruebas necesarias para el arranque porque hay un candado bloqueando la máquina, y nadie sabe por qué está ahí. Les toma un buen rato encontrar a la persona a la que se le olvidó quitarlo cuando terminó su trabajo. Finalmente pueden quitar el candado para hacer las pruebas y liberar el equipo para producción.

 

Puede parecer una exageración, pero la experiencia nos dice que, para muchas plantas, ésta es la forma normal de trabajar y que ni el personal técnico ni el administrativo consideran que haya necesidad de cambiar. Y no lo harán mientras el mercado les perdone esta ineficiencia, pero estarán dejando ir utilidades y el problema llegará cuando el mercado apriete los márgenes financieros.

 

 

LAS CAUSAS DE LAS DEMORAS

Estas demoras se deben a mala planeación del trabajo, que tiene dos componentes, la preparación y la programación.

 

PREPARACIÓN (Planning).

En el ejemplo anterior, el técnico externo envió una lista de los trabajos a realizar, así como las piezas, herramientas, personal y tiempo requerido, pero en la planta no se hizo el trabajo de preparación para tener todo listo para cuando llegara el técnico. Es decir, que el técnico externo cumplió con su responsabilidad respecto a la preparación adecuada, pero no así el personal de la planta. Es difícil entender por qué una empresa no le pone la debida atención a las recomendaciones de un técnico al que han contratado para hacer un trabajo específico, pero esto es tan común que los contratos de servicio específicamente establecen que el cliente será responsable del tiempo de inactividad por demoras atribuibles al cliente.

 

PROGRAMACIÓN (Scheduling).

Otras demoras se debieron a falta de coordinación dentro del departamento de mantenimiento y con otras áreas de la planta. Hubo pérdidas de tiempo debido a que la autorización de entrada y el protocolo de seguridad no estaban listos cuando el técnico llegó a la planta. También se perdió tiempo por falta de coordinación para que el personal requerido y la máquina estuvieran disponibles para hacer el trabajo. Había también personas que nada tenían que hacer durante la intervención en las máquinas. Finalmente, se perdió tiempo por un candado que se dejado bloqueando innecesariamente la máquina.

 

PODEMOS INCREMENTAR LA PRODUCTIVIDAD SIN EMPLEAR MÁS PERSONAL

Midiendo el tiempo que cada persona ha dedicado a las diferentes tareas podemos determinar el porcentaje que han trabajado directamente en la máquina como un indicador de la productividad. Junto con su artículo “How to Sell  Planning and Scheduling to Your CEO” Erik Hupje nos ofrece una herramienta sencilla para evaluar la productividad del personal de mantenimiento [1].

 

La mala planeación es una causa común de la poca productividad de los técnicos de mantenimiento. Pero el verdadero problema está en una cultura empresarial, que considera el mantenimiento como un mal necesario en lugar de una fuente de productividad. Si desde la alta gerencia hasta los técnicos de piso piensan que el departamento de mantenimiento está ahí para reparar las máquinas que se han descompuesto, en el menor tiempo posible, difícilmente saldrán del círculo vicioso que los hace improductivos.





 Romper este círculo requiere un cambio de enfoque: La responsabilidad del departamento de mantenimiento no es reparar las maquinas que se han descompuesto, sino obtener el máximo rendimiento de la maquinaria.  

 

TIEMPO PRODUCTIVO DE LAS MÁQUINAS.

Los estudios de productividad mencionados arriba han encontrado que las plantas menos productivas consiguen alrededor del 83% de disponibilidad de su maquinaria, comparado con el 98% de las plantas más productivas, y que el común denominador de las plantas más productivas son las prácticas sólidas de mantenimiento en preparación, programación, empleo de mantenimiento preventivo y predictivo, y la eliminación de defectos [1, 2, 4 y 5]. Las plantas menos productivas tienden a estar metidas en este círculo vicioso también conocido como “mantenimiento reactivo”.

 

Junto con la medición de la productividad, como primer peldaño en el incremento de la productividad en plantas inmersas en el mantenimiento reactivo, Erik Hupje propone asignar la preparación y programación del mantenimiento a personas con capacidades específicas. El o la responsable de la preparación debe tener capacidad técnica y conocimiento de los procedimientos y necesidades del mantenimiento, y el o la responsable de la programación debe tener capacidad administrativa para coordinar las actividades en forma efectiva y eficiente. Lo más importante es que este primer incremento en productividad puede lograrse con el mismo número de personas dedicadas al mantenimiento [1].

 

Pero, como todo cambio en la cultura organizacional, la implementación exitosa de un sistema eficaz de mantenimiento requiere de una ejecución cuidadosa. Hay abundante literatura sobre la manera de lograr cambios permanentes en la cultura organizacional, la mayoría se enfoca en factores de liderazgo y, desafortunadamente, no parece haber un consenso al respecto. En un artículo publicado en Harvard Business Review [3], Harold Sirkin, Perry Keenan y Alan Jackson, concluyen que el proceso de implementación es más importante que los estilos de liderazgo, y que los cuatro factores comunes en los cambios organizacionales exitosos son:

 

La Duración del proyecto, especialmente el periodo entre revisiones de avance

La Integridad de la ejecución, es decir, las capacidades de los equipos involucrados en el proyecto.

El Compromiso tanto de la alta dirección como de los empleados

El Esfuerzo adicional que los empleados tendrán que realizar para lidiar con el cambio.

 

CONCLUCIÓN.

Incrementar la productividad de una planta atrapada en el círculo vicioso del mantenimiento reactivo, requiere de un cambio de enfoque: La responsabilidad del departamento de mantenimiento no es reparar las maquinas que se han descompuesto, sino obtener el máximo rendimiento de la maquinaria. Numerosos estudios han documentado que las plantas con alta productividad tienen buen desempeño en cuatro áreas del mantenimiento: preparación (planning), programación (scheduling), mantenimiento preventivo y predictivo, y eliminación de defectos. Como primer peldaño para incrementar la productividad de una planta sin un aumento en número de personas asignadas al mantenimiento, proponemos el fortalecimiento de la planeación, asignando las responsabilidades de preparación y programación a personas con las capacidades apropiadas. Pero la implementación de esta propuesta requiere de un cambio organizacional que incluya cuatro elementos básicos: La duración del proyecto, la Integridad de la ejecución, el compromiso a todos niveles y el esfuerzo adicional por parte del personal.

 

Referencias

 

1.       Erik Hupje. “How to Sell Planning and Scheduling to your CEO”. Road to Reliability.  https://roadtoreliability.com/sell-planning-scheduling-productivity-improvement/#cb994210549

2.       Erik Hupje. “The Road to Reliability”. Libro electrónico disponible en: https://roadtoreliability.com/

3.       Harold L. Sirkin, Perry Keenan y Alan Jackson. “The Hard Side of Change Management”. Harvard Business Review, Octubre 2005 https://hbr.org/2005/10/the-hard-side-of-change-management

4.       Joel Levitt. “The Quest for Defect Elimination”, Springfield Resources, 2020.

5.       Winston P. Ledet, Winston J. Ledet, Sheri M. Abshire. “Don’t Just Fix It, Improve It”. Terrance O’Hanlon, 2009.