domingo, 16 de diciembre de 2018

MONITOREO DE CONDICIÓN EN REDUCTORES DE VELOCIDAD

Mucho han cambiado el concepto y las prácticas de mantenimiento desde aquellos días en que el personal se paseaba por la planta escuchando ruidos y tocando las máquinas. Los desarrollos tecnológicos en sensores, análisis y diagnóstico de vibraciones, capacidad de cómputo y el empleo del internet y su nube hoy nos permiten determinar la condición de la maquinaria con mucha mayor precisión que la que alcanza la percepción humana. Este artículo trata sobre la aplicación de sistemas de monitoreo de condición en la operación y mantenimiento de reductores de velocidad.

VIDA ÚTIL
Los componentes comunes para la mayoría de los reductores de velocidad son: la caja, los ejes, los engranes, los rodamientos, el lubricante, los retenes y los sellos. Si cualquiera de estos componentes falla, el reductor tendrá que ser sustituido o reparado y la máquina tendrá que dejar de operar  durante el tiempo requerido para ello. Las cargas de trabajo someten a engranes y rodamientos a esfuerzos de contacto en el punto A, entre las superficies curvas de sus componentes, además, la fuerza en voladizo, F, que el piñón, P, ejerce sobre el engrane, E, provoca un momento flexionante cuyo esfuerzo máximo se alcanza en el punto B [1]. Estos esfuerzos son cíclicos, exponiendo a rodamientos y engranes al fenómeno de fatiga, y por lo tanto, el número de ciclos que pueden realizar antes de que se presente una falla depende de la carga a la que son sometidos [1, 2 y 3].  

Considerando que la información disponible respecto a los cálculos de expectativa de vida para rodamientos es muy accesible, los usaremos para ilustrar la mecánica de este fenómeno. La forma convencional de registrar esta expectativa de vida es la denominada L10, que significa que el 90% de los rodamientos que operen en las condiciones previstas sobrepasará el tiempo calculado sin mostrar daño por fatiga. El cálculo básico aceptado por organizaciones internacionales como ABMA, ISO, DIN o JIT,  fue desarrollado por Lunberg y Plamgren en 1947 [2]:

L10 = (C/P)p

En donde L10 : Vida útil de diseño con 90% de confiabilidad, en millones de revoluciones
C: Capacidad de carga (dinámica)
P: Carga sobre el rodamiento
p = 3 para rodamientos de bolas o 10/3 para rodamientos de rodillos

La capacidad de carga de un rodamiento se define como la carga a la cual el 90% de un grupo de rodamientos idénticos soportará durante un millón de revoluciones sin mostrar señas de fatiga (descascaramiento). Aunque la fórmula básica para establecer la capacidad de carga está normalizada, cada fabricante puede hacer modificaciones en base a pruebas que demuestren que sus rodamientos incorporan ventajas tecnológicas que se traducen en una mayor vida útil, la realidad es que hay fabricantes, especialmente aquellos que se someten a los procesos de aprobación de industrias como la automotriz, la aeronáutica o la de ferrocarriles, que toman esta labor con mucha seriedad. Pero resulta sumamente costoso hacer estas pruebas en forma rigurosa y hay otros fabricantes que publican información poco confiable y hay quienes de plano la falsean.

Además, para tomar en cuenta los avances tecnológicos que se han incorporado a la fabricación de rodamientos, a la expectativa de vida según la fórmula L10 se aplican factores para obtener una vida útil modificada, denominada L10m [4]. Uno de estos factores refleja las mejoras en la calidad de los aceros que hoy se emplean en la fabricación de rodamientos, supuesto que no todos los fabricantes cumplen, y un segundo factor está relacionado con las características y limpieza del aceite, y con la confiabilidad que la aplicación requiere. Aunque hay una aceptación amplia sobre la forma de determinar estos factores, no todo mundo está de acuerdo [5 y 6].

Todos estos cálculos suponen que las condiciones reales de operación serán similares a las supuestas en el diseño, que los rodamientos estarán en buenas condiciones, que habrá una lubricación adecuada y que los rodamientos estarán debidamente instalados. Pero la realidad es que un número importante de rodamientos falla prematuramente precisamente porque estos supuestos no se cumplen.

Tenemos, entonces, incertidumbre respeto a la vida útil de un rodamiento en particular debido a que:

  •          El cálculo de vida es probabilístico y no garantiza cuánto va a durar cada rodamiento
  •          La capacidad de carga publicada por el fabricante puede no ser confiable
  •          Las condiciones reales de operación no coinciden con las supuestas en el diseño
  •          El lubricante es inadecuado o está contaminado
  •          Los rodamientos pueden haber sido dañados previo a su instalación
  •          La instalación puede haber sido deficiente
  •          Los ejes o alojamientos pueden estar fuera de especificación.


PRÁCTICAS DE MANTENIMIENTO
Si no se cuenta con instrumentos más precisos que la sensibilidad del personal de la planta, y dependiendo de las consecuencias de un paro inesperado, quien opera una máquina puede optar por dejarla que trabaje hasta que falle; puede observar su comportamiento para hacer intervenciones preventivas en cuanto se perciban síntomas de una falla inminente; puede programar paros para hacer una inspección y  reemplazar o reparar aquellos componentes que muestren deterioro; o puede programar paros para reemplazar periódicamente componentes en base a los cálculos de vida útil.

Evidentemente, los dos primeros sistemas prácticamente garantizan que una falla ocurrirá y que la máquina tendrá que salir de operación en un momento no anticipado. Estos sistemas sólo pueden emplearse en máquinas que tienen poco impacto en la producción. Desafortunadamente, aunque son útiles, los paros programados para inspección y mantenimiento no garantizan que no ocurrirán fallas entre una inspección y la siguiente porque no tenemos forma de saber en qué  condición se encuentra el interior de los rodamientos y engranes. Si consideramos que la media para la vida útil (50% de probabilidad de falla o L50) es aproximadamente 5 veces superior a la vida L10 [7], la práctica de cambiar componentes en base al tiempo que llevan en operación implica el riesgo de quitar una pieza que está en buen estado para sustituirla por una que puede estar defectuosa, dañada o mal instalada.


VIDA ÚTIL REMANENTE
Si la operación se apega a los supuestos del diseño, podemos esperar que el 90% de los rodamientos sobreviva un tiempo determinado. En base a la predicción para cada componente, también podemos calcular el tiempo esperado entre fallas en el sistema y con esta información  podremos establecer un régimen de inspección y mantenimiento periódico. Pero esos cálculos no nos dicen cuándo va a fallar un componente en particular y una inspección visual no permite detectar el deterioro que puede haber en el interior de los materiales. 



Sin embargo, a menos que se trate de un accidente catastrófico, las fallas en rodamientos y engranes se dan en forma paulatina, comienzan con una fisura microscópica que se va propagando por el interior del material. Cuando las fisuras llegan a la superficie, se convierte en una grieta que permite que el aceite penetre, quede atrapado y al pasar los elementos rodantes por encima de la grieta llena de aceite, impiden que este salga, incrementando la presión hasta que se desprende un pedazo en forma de  descascaramiento o pitting [1]. 


Antes de que el material se llegue a desprender, cada vez que los dientes de los engranes o que los elementos rodantes entran a la zona fisurada, provocan vibraciones imperceptibles para al oído humano pero que se pueden detectar mediante instrumentos más sensibles. El análisis del espectro de estas vibraciones, el conocimiento de los componentes de la máquina y el monitoreo de los cambios en la intensidad de la vibraciones permiten identificar con cierto grado de certeza aquellos elementos en los que las fisuras se han comenzado a formar y que, por lo tanto, tienen una alta probabilidad de fallar en un futuro próximo [8 y 9]. Este pronóstico permite programar el mantenimiento para que tenga poco impacto en la producción, evitando así que una falla inesperada provoque un paro disruptivo en la producción.

En teoría,  no hay contacto directo entre las partes de las chumaceras hidrodinámicas y, por lo tanto, no deben sufrir deterioro por fatiga o desgaste cuando son empleados en forma adecuada. Sin embargo, es común que por deficiencia en la lubricación, por operar a velocidades bajas o por arrancar la máquina sin tener la presión adecuada en el aceite, haya desgaste en los cojinetes, provocando mayor holgura entre éstos y los ejes que soportan y con ello, un incremento en la vibración de los rotores. Al igual que con los rodamientos, los sensores modernos pueden detectar estas vibraciones para permitirnos programar oportunamente el siguiente paro para mantenimiento del reductor de velocidad.

Otras fuentes de vibraciones pueden ser incrementos en la rugosidad de las superficies en contacto o incremento en la holgura interna, ambas provocadas por desgaste abrasivo.


OTROS INDICADORES
Además de las vibraciones, hay otros indicadores de la condición de una transmisión, entre los que se encuentran: la velocidad y el par al que está sometido el eje de entrada, la temperatura del lubricante en diferentes puntos del sistema, las caídas de presión a través de los filtros del lubricantes, y la cantidad y naturaleza de la contaminación de los lubricantes. Estas variables pueden incluirse en los cálculos de vida remanente para darles una mayor precisión y confiabilidad [8].


INVESTIGACIÓN, DESARROLLO Y EXPERIENCIA
Debemos tener conciencia, sin embargo, de que la predicción de la vida útil remanente para los diferentes componentes está basada en diversas teorías combinadas con investigación que permite ajustar ecuaciones teóricas con mediciones de laboratorio [8, 9 y 10] y que, por lo tanto, la capacidad predictiva de un sistema depende en gran medida de la calidad de esta investigación y del tiempo que quienes lo ofrecen llevan cotejando sus predicciones con la realidad observada en el campo. Esto significa que no se puede exagerar la importancia de someter a escrutinio minucioso la metodología, la investigación, el desarrollo y la experiencia que hay detrás de los sistemas que se contempla implementar.


MONITOREO DE CONDICIÓN
Allá en el siglo pasado, el personal de mantenimiento y operación tocaba las máquinas para sentir la temperatura y las vibraciones, usaba desarmadores como estetoscopios para escuchar los ruidos del interior de la maquina, frotaba el aceite entre los dedos, y en base a su conocimiento de las máquinas, a su experiencia y a su intuición, tomaba decisiones sobre la programación del siguiente paro para inspección y reparación.

En la medida que han mejorado los sensores, en que hemos adquirido un mayor entendimiento sobre el significado del espectro de vibraciones y de las demás variables,  y en que ha incrementado la capacidad de procesamiento de información, el monitoreo de condición se ha hecho más sofisticado y hoy nos permite predecir el advenimiento de fallas en forma imposible de lograr en base a la sensibilidad humana.


Dependiendo de la importancia de la máquina para la producción, el monitoreo puede ser en base a mediciones rutinarias* o se pueden tener sensores montados permanentemente en la máquina enviando información en tiempo real a computadoras que analizan la información y envían mensajes preventivos al personal de operación y mantenimiento. Tanto el monitoreo como el análisis de la información recabada pueden hacerse internamente o se puede contratar a proveedores externos, algunos de los cuales ofrecen monitoreo en tiempo real en un servidor externo conectado a través de la red.

* Entre más firmemente esté montado el sensor al punto que se está observando, mayor precisión habrá en la lectura de las vibraciones. En lugar de seguir directamente el movimiento de la máquina, los sensores sostenidos a mano en realidad miden la respuesta de la mano a dicho movimiento, haciendo necesario filtrar estas señales, perdiendo precisión y capacidad predictiva en la interpretación. Es por ello preferible tomar lecturas de sensores firmemente adheridos a la máquina que llevar uno en la mano para tomar lecturas en diferentes puntos.


Si se cuenta con la suficiente capacidad de análisis, mantener la información internamente permite realizar investigación y desarrollo sobre la maquinaria y su operación, ofrece mayor seguridad respecto al uso y manejo de esta información, y elimina la posibilidad de ataques cibernéticos a través de la red. Por el otro lado, contratar el servicio de especialistas permite que la organización se concentre en la parte medular del negocio, teniendo al mismo tiempo acceso al conocimiento especializado de quienes desarrollan y operan estos sistemas en una amplia gama de aplicaciones.

OTROS USOS
La información disponible en tiempo real también puede ser útil para el control y mejora de los procesos productivos. Algunos ejemplos: si a tensión y frecuencia constante observamos una variación en el par y la velocidad del motor, podremos hacer los ajustes necesarios para hacer que la máquina vuelva a la condición óptima de operación; podríamos emplear frecuencias de vibración asociadas al proceso productivo para mantenerlo bajo control; o los fabricantes o usuarios de la maquinaria de proceso pueden emplear esta información para hacer mejoras a la maquinaria y a los procesos productivos. 

ANÁLISIS DE VIBRACIONES Y SU INTERPRETACIÓN
En condiciones normales de operación, los reductores de velocidad generan vibraciones a causa de la naturaleza intermitente del contacto entre los dientes y de la entrada y salida de los elementos rodantes en la zona de carga. Los sensores nos ofrecen una lectura de las vibraciones que ocurren en puntos específicos de la caja o los rotores. Esta lectura es únicamente ruido hasta que el sistema de cómputo lo separa en las frecuencias que lo componen. En base al número de dientes de los engranes, al número de elementos rodantes de los rodamientos, a las velocidades de giro, al punto en que se registran y a su evolución a través del tiempo, el análisis de estas frecuencias permite evaluar el estado de deterioro de los diferentes elementos de la transmisión para pronosticar su vida útil remanente y emitir una alerta para programar el servicio oportuno.

Un buen sistema de monitoreo de condición detecta el deterioro de los componentes mecánicos desde su inicio y permite adquirir con la debida antelación aquellos componentes que tienen una alta probabilidad de fallar en un futuro cercano, evitando así que la máquina esté fuera de servicio mientras se consiguen las piezas de reemplazo.

 CALIBRACIÓN DE LAS ALARMAS
Además de las vibraciones generadas internamente, los reductores de velocidad están expuestos a vibraciones provenientes del motor, de la máquina conducida y en ocasiones, de otras máquinas de la planta. Para evitar paros innecesarios, al igual que en el pasado el personal de la planta aprendía a reconocer las vibraciones, ruidos, temperaturas y presiones normales de sus máquinas, los sistemas de monitoreo de condición registran los niveles de estas variables durante un periodo en operación normal y las usan como base para establecer los niveles de variación a los que se emitirán alarmas o mensajes de alerta respecto a condiciones anómalas.


CONCLUSIÓN
En base a teorías sobre la fatiga de materiales, a predicciones estadísticas, a mediciones y análisis de las vibraciones, los sistemas modernos de monitoreo de condición permiten el diagnóstico temprano de fallas incipientes y la programación oportuna de paros para mantenimiento, evitando así paros inesperados con impacto negativo en la producción. La efectividad de un sistema de monitoreo de condición está íntimamente ligada a la calidad de los instrumentos, a su capacidad predictiva  y a la experiencia de quién los maneja.

 La pregunta básica respecto a implementar un sistema de monitoreo de condición es si cuesta más tener paros inesperados o invertir en el sistema. La experiencia nos dice que cuando se trata de equipo vital para la planta, el costo por pérdida de producción para hacer una reparación que no fue programada en muy superior a la inversión que representa implementar un sistema de monitoreo de condición.


Referencias:
1.- Arthur H. Burr, Advanced Mechanical Analysis, 1967. Cornell University

2.- G. Lundberg y A Palmgren “Dynamic Capacity of Rolling Beraings” Acta Polytechnic, Mechanical Engineering Series 1947

3.- P. Frechilla Fernández, Gonzalo González Rey y R. José García Marín: Estimating Gear Fatigue Life Gear Soutions Oct 1 2007

4.-  Antonio Gabelli, Armel Doyer and Guillermo Morales-Espejel The Modified Life Rating of Rolling Bearings: A Criterion for Gearbox Design and Reliability Optimization. Power transmission Engineering March 2015

5.- Tribology & Lubrication Technology con entrevistas a Myron  McKenzie, Martin Carrens y Dan Snyder ISO 281:2007 Bearing Life Standard. And The answer is? Tribology & Lubrication Technology, July 2010

6.- Erwin V. Zaretsky. In Search of a Fatigue Limit: A Critique of ISO Standard 281:2007. Tribology &Lubrication Technology, August 2010

7.- Arvid Palmgren. Ball and Roller Bearing Engineering.Third edition. S.H. Burbank Co. Inc 1957

8.-  S. L. Chen, M. Craig, R.J.K. Wood, L. Wang, R. Callan, H.E.G. Powrie. Bearing Conditon Monitoring Using Multiple Sensors and Integrates Data Fusion Techniques, Surface Engineering and Tribology Group, University of Southampton, Southampton, SO17 1BJ, UK. GE Aviation, Digital Systems, Chandlers Ford, SO 53, 4YG, UK

9.-  Xiaohui Chen, Min Liu Gear Remaining Useful Life Predeiction Based o Grey Neural network The 14th IFToMM World Congress, Taipei, Taiwan, October 25-30, 2015 DOI Number: 10.6567/IFToMM.14TH.WC.PS6.005

10.- Ahmed Akariae Hinchi, Mohamed Tkiouat. Rolling Element Gearing Remaining Useful Life Estimation Based on a Conventional Long.Short-Term Memoty Network. Precedia Computer Science 127 (2018) 123-132



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